Miomas uterinos
¿Qué son?
Los miomas uterinos, también conocidos como leiomiomas o fibromas uterinos, son un tipo de tumor benigno que procede de la capa múscular lisa uterina. Aunque se trata de una tumoración benigna, en ocasiones producen ciertas complicaciones para la salud de la mujer, tanto a nivel general como a nivel reproductivo.
¿Cuándo aparecen los miomas uterinos?
Estos miomas uterinos suelen aparecer durante la etapa reproductiva de las mujeres, y tienden a reducir su tamaño y cantidad a partir de la menopausia. Su prevalencia varía según la edad y raza de la paciente, entre otros factores.
Además, pueden manifestarse desde pequeños nódulos asintomáticos a grandes miomas que distorsionan el útero.
Existen diferentes tipos de miomas uterinos, que clasificamos según su localización:
- Intramurales: que crecen en el interior de las paredes uterinas.
- Submucosos: llamados así porque crecen hacia el interior de la cavidad uterina.
- Subserosos: nacen en la cara externa del útero y crecen hacia el exterior del mismo.
Causas de los miomas uterinos
Hoy en día, aún no se han podido determinar la causa por la que surgen los miomas uterinos.
Se trata de tumores hormonodependientes, por lo que se sabe que tanto los estrógenos como la progesterona, parecen propiciar su aparición. Estas dos hormonas están relacionadas con la preparación del útero para un posible embarazo cada mes de la vida fértil de una mujer. Esta relación podría explicar el hecho de que este tipo de afección mejore con la menopausia. En algunos casos, los miomas o fibromas uterinos que surgen durante el embarazo pueden ver disminuido su tamaño, o incluso desaparecer tras haber dado a luz.
Síntomas de los miomas uterinos
La gran mayoría de los miomas uterinos son asintomáticos.
Se estima que en torno a un 15% y un 30% de las mujeres con fibromas uterinos pueden desarrollar síntomas entre los que pueden encontrarse los siguientes:
- Sangrado menstrual anormal: Este síntoma se asocia con mayor frecuencia a miomas submucosos. Los miomas pueden causar menorragia (períodos menstruales abundantes y prolongados), además de metrorragia (sangrado intermenstrual).
- Dolor o sensación de presión en la zona pélvica, condicionado fundamentalmente por el tamaño de los miomas, su localización o el aumento del tamaño del útero miomatoso.
- Relacionado con lo anterior, es posible que el crecimiento de los miomas uterinos llegue a notarse físicamente con un aumento visible del volumen abdominal, que en los casos más extremos puede llegar a parecer un embarazo. Esto puede provocar presión sobre órganos cercanos dando lugar a alteraciones gastrointestinales como estreñimiento, dolor con las relaciones sexuales e incluso molestias a nivel vesical (aumento de la frecuencia urinaria o dificultad de inicio de la micción).
- Además, los fibromas uterinos también pueden provocar problemas reproductivos como infertilidad, abortos espontáneos o aumento del riesgo de parto prepaturo y cesáreas.
Diagnóstico de los miomas uterinos
El diagnóstico de mioma uterino se sospecha en muchas ocasiones por la clínica de la paciente, generalmente un sangrado uterino anómalo, y su exploración física (aumento del tamaño uterino).
Ante esta sospecha clínica, es necesario realizar una ecografía transvaginal y abdominal.
En caso de no obtener resultados concluyentes, puede valorarse realizar una resonancia magnética que nos ayuda a identificar un posible mioma atípico.
Otro método de diagnóstico de los miomas submucosos, es la histeroscopia que permite visualizar el canal cervical y la cavidad uterina. Consisten en introducir una óptica en el interior del útero además de un medio de distensión uterino (generalmente suero fisiológico)
Tratamiento de los miomas uterinos
El tratamiento de los miomas uterinos depende de varios factores como son el tamaño del mismo, su localización, los síntomas que produce, la edad de la paciente o su deseo de tener descendencia.
En el caso de miomas asintomáticos, estos no requieren tratamiento. Se puede plantear control evolutivo del mismo, valorando el crecimiento y sintomatología de la paciente.
En el caso de miomas sintomáticos, el tratamiento puede ser médico o quirúrgico.
- Tratamiento médico: es la primera línea de manejo en miomas con síntomas leves-moderados y/o no de gran tamaño. En el tratamiento médico encontramos:
- Agonistas de la GnRh: producen un estado de hipogonadismo hipogonadotropo ayudando a reducir el tamaño de los miomas y su sintomatología. Su indicación es limitada por los efectos secundarios asociados a los tratamientos a largo plazo (síntomas climatéricos y pérdida de masa ósea). Por este motivo, su indicación fundamental es en el tratamiento prequirúrgico de los miomas. Tras suspender su tratamiento, tienen un efecto reversible sobre el mioma.
- Antagonistas de la GnRh (relugolix y Linzagolix) Similares a los agonistas. El primero indicado fundamentalmente para disminuir la cantidad de sangrado. El linzagolix reduce el tamaño del mioma en un 48% de los casos.
- Tratamientos no hormonales como el ácido tranexámico que favorece la coagulación y disminuye el sangrado menstrual abundante, los AINES o la ferroterapia.
- Tratamientos hormonales:
- Anticonceptivos hormonales que ayudan a reducir el sangrado
- Gestágenos
- DIU de Levonorgestrel. Útil en la reducción del sangrado menstrual
- Tratamiento quirúrgico: reservado para pacientes que no responden al tratamiento médico, miomas que producen sintomatología grave y/o afectan a la calidad de vida de la paciente, o aquellas situaciones en las que no pueda descartarse un mioma atípico o sarcoma uterino.
Las opciones quirúrgicas van desde la más conservadora que es la miomectomia, hasta la extirpación completa del útero o histerectomia.
- La vía de abordaje preferible es la laparoscopia ya que la recuperación es más rápida y con menos dolor si la comparamos con la laparotomia (cirugía abierta).
- Histeroscopia indicada en miomas submucosos.
- Existen además otros abordajes alternativos de los miomas como son:
- Embolización uterina. Esta última reduce el tamaño de los miomas y permite conservar el útero. Tiene dos grandes limitaciones que son la contraindicación en pacientes con deseo gestacional y la no posibilidad de realizar una biopsia del mioma.
- La ablación por radiofrecuencia que consiste en la aplicación de calor en el interior del mioma para producir la necrosis del tejido. La vía de acceso de esta técnica es a través del fondo vaginal y se realiza bajo sedación. Su objetivo es reducir el volumen del mioma, y como consecuencia sus síntomas, sin necesidad de una
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